Tarjeta de Visita
Hace medio año, realicé a través de Internet, un primer encargo de tarjetas, que se saldó con catastróficos resultados en cuanto a impresión, legibilidad y acabados en los bordes.
Decidí entonces, que no volvería a encargar nada de esa índole, hasta que no pudiera controlar in situ el proceso de materialización física de las mismas, con pruebas de impresión, de color, de tipo de papel, etc.
Y esto al fin se ha producido, y ya tengo en mi poder una remesa de tarjetas.
En esto de las Business Cards, hay peña muy creativa, y otra tanta capaz de percibir y valorar las más nimias sutilezas. Al final, mi dilema se centró en una dura decisión: en una mano, una prueba de mi tarjeta en papel mate de 350 gramos (muy gruesa, muy sólida) y en la otra, el mismo diseño, pero en reluciente papel brillo a 250 gramos (el de más gramaje para este acabado).
No era un tema de precio, ya que me lo dejaban igual. Había que elegir entre “la exquisitez del grosor” y la calidad del acabado superficial.
Al final me decidí por lo segundo, y creo que no me arrepentiré.
Eso sí, en cuanto se me acaben (1 año largo, depende de lo que suelto que vaya con ellas), tendrá sentido volver a plantearse todo de cero, en cuanto a diseño, tipos de papel, etc.
Será el momento de volver a hacer un mundo de un rectángulo de 9x5 centímetros.
Decidí entonces, que no volvería a encargar nada de esa índole, hasta que no pudiera controlar in situ el proceso de materialización física de las mismas, con pruebas de impresión, de color, de tipo de papel, etc.
Y esto al fin se ha producido, y ya tengo en mi poder una remesa de tarjetas.
En esto de las Business Cards, hay peña muy creativa, y otra tanta capaz de percibir y valorar las más nimias sutilezas. Al final, mi dilema se centró en una dura decisión: en una mano, una prueba de mi tarjeta en papel mate de 350 gramos (muy gruesa, muy sólida) y en la otra, el mismo diseño, pero en reluciente papel brillo a 250 gramos (el de más gramaje para este acabado).
No era un tema de precio, ya que me lo dejaban igual. Había que elegir entre “la exquisitez del grosor” y la calidad del acabado superficial.
Al final me decidí por lo segundo, y creo que no me arrepentiré.
Eso sí, en cuanto se me acaben (1 año largo, depende de lo que suelto que vaya con ellas), tendrá sentido volver a plantearse todo de cero, en cuanto a diseño, tipos de papel, etc.
Será el momento de volver a hacer un mundo de un rectángulo de 9x5 centímetros.
10 comentarios:
Alfonso,
La verdad es que te han quedado muy bien, muy elegantes.
Felicidades.
Enhorabuena por tus tarjetas.
Han quedado muy profesionales.
Un Saludo.
Molan muxo. Muy personales y con clase !
un abrazo
si es que eres un detallista...;p
Se lo que hiciste...
Gracias chicos. Ya estoy repartiendo por ahí a diestro y siniestro...
Qué intriga tan anónima el último coment...espero poder saber pronto yo también qué hice que merecezca el comentario...sin que eso implique escenas con guadañas y muertes cutres estilo serie b...
:)
Están en relieve Alfonso?? Y ese fondo...es por la luz?? te han quedado de escándalo!!
Me gustan Alfonso...ojalá te "quedes pronto sin ellas", será buena señal ¿no?
Te dejo un beso.
Caso real modélico: banquero se autodefine en su tarjeta de visita
¿Qué os parece esta tarjeta de visita de un empleado de la banca?:
http://img130.imageshack.us/img130/6769/44206068.jpg
Sin complejos, dando la cara sin máscaras. Ya podían tomar ejemplo sus compañeros …
Curioso el banquero...Ese será de los que tienen el boli cogido con hilo...Gracias el comment!
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