
Hoy dejo a un lado el tema musical, que últimamente monopolizaba el blog, y lo hago con una reflexión en torno a los supermercados.
Hoy, como tantas otras mañanas de estas semanas, he ido al “súper”.
Lo de comprar y tal, no es algo que me disguste, ya que entre otras cosas, no me corto a la hora de llenarme la cesta de caprichitos como helados, mousses, zumos etc. Yo creo que forma parte de mi recompensa a tanto estudio. Además, luego a última hora del día lo quemo todo, ya que Elena, Biel y yo, una vez nos hemos aprendido los anclajes de los muros cortina, o las patologías en los muros de obra de fábrica, (o lo que toque ese día), , nos bajamos a hacer jogging por el parquecito. (bueno, yo realmente voy a correr, ya que no lo hago con ropa chula de marca, sino con camisasetas cutres de propaganda).
Pero volvamos al super. Suelo llenarme la cesta sin ninguna prisa ni ansiedad, (y eso que la “música” ambiente no ayuda, con tanto reaggetón y Bustamante, pero bueno...)
El problema llega cuando doy por terminada la compra, y me dirijo a la caja. Es entonces cuando comienza el estrés.
Y es que la elección de la caja me suele afectar bastante: “¿qué cola acabará antes?”, “en esta de aquí sería el tercero, y en aquella el cuarto, pero claro, aquí la de delante lleva un carro que casi le va a explotar y en la otra van todos con cestitas y…”
Debes procesar un montón de datos y hacer un montón de cálculos en cosa de 2-3 segundos…
Según la ley de Murphy, da igual cual escojas, siempre será la tuya la más lenta, como los carriles de la autopista en los atascos, pero aún sabiéndolo, es bastante traumático comprobar que tu elección fue equivocada, y que estás atrapado en una cola muerta, mientras la otra es un puto desfile de gente.
Hoy ese problema no lo he tenido, ya que en ese momento sólo había una caja abierta. “mejor, hoy no me como la cabeza”, pero es justo llegar a la cola en cuestión, y una segunda cajera hace acto de presencia pronunciando esa mítica frase, la de “pasen por aquí por orden de cola”, y de nuevo, esa ansiedad ante la elección instantánea…
Está claro que si los de delante no se mueven, uno debe estar atento y ágil para obtener esa primera posición en la recién estrenada caja, pero si no, ¿me quedo en ésta aprovechando que los de delante se cambian?, ¿será mejor seguirlos y evitar a la del megacarro?...
Hoy los he seguido, y no he querido fijarme en mi primera cola, para no ver si he hecho bien o no…
En fin, perdón por este post, creo que tanto estudiar en agosto me está afectando más de la cuenta…
Ah, ánimo a los que también estén con los libros!
Hoy, como tantas otras mañanas de estas semanas, he ido al “súper”.
Lo de comprar y tal, no es algo que me disguste, ya que entre otras cosas, no me corto a la hora de llenarme la cesta de caprichitos como helados, mousses, zumos etc. Yo creo que forma parte de mi recompensa a tanto estudio. Además, luego a última hora del día lo quemo todo, ya que Elena, Biel y yo, una vez nos hemos aprendido los anclajes de los muros cortina, o las patologías en los muros de obra de fábrica, (o lo que toque ese día), , nos bajamos a hacer jogging por el parquecito. (bueno, yo realmente voy a correr, ya que no lo hago con ropa chula de marca, sino con camisasetas cutres de propaganda).
Pero volvamos al super. Suelo llenarme la cesta sin ninguna prisa ni ansiedad, (y eso que la “música” ambiente no ayuda, con tanto reaggetón y Bustamante, pero bueno...)
El problema llega cuando doy por terminada la compra, y me dirijo a la caja. Es entonces cuando comienza el estrés.
Y es que la elección de la caja me suele afectar bastante: “¿qué cola acabará antes?”, “en esta de aquí sería el tercero, y en aquella el cuarto, pero claro, aquí la de delante lleva un carro que casi le va a explotar y en la otra van todos con cestitas y…”
Debes procesar un montón de datos y hacer un montón de cálculos en cosa de 2-3 segundos…
Según la ley de Murphy, da igual cual escojas, siempre será la tuya la más lenta, como los carriles de la autopista en los atascos, pero aún sabiéndolo, es bastante traumático comprobar que tu elección fue equivocada, y que estás atrapado en una cola muerta, mientras la otra es un puto desfile de gente.
Hoy ese problema no lo he tenido, ya que en ese momento sólo había una caja abierta. “mejor, hoy no me como la cabeza”, pero es justo llegar a la cola en cuestión, y una segunda cajera hace acto de presencia pronunciando esa mítica frase, la de “pasen por aquí por orden de cola”, y de nuevo, esa ansiedad ante la elección instantánea…
Está claro que si los de delante no se mueven, uno debe estar atento y ágil para obtener esa primera posición en la recién estrenada caja, pero si no, ¿me quedo en ésta aprovechando que los de delante se cambian?, ¿será mejor seguirlos y evitar a la del megacarro?...
Hoy los he seguido, y no he querido fijarme en mi primera cola, para no ver si he hecho bien o no…
En fin, perdón por este post, creo que tanto estudiar en agosto me está afectando más de la cuenta…
Ah, ánimo a los que también estén con los libros!